lunes, 16 de enero de 2017

quizás alguna vez haya una pequeña posibilidad, aunque sea en un universo paralelo.




La mirada, la desconfianza, la alegría, el dolor, el amor, la calma, la comodidad, la incomodidad, la locura, la ciclotimia, los miedos, las culpas, el disfraz, los juicios, el desafío, la libertad, una decisión: dar la segunda oportunidad.
Eso implica meter cada una de esas cositas en un frasquito; y depende quién te haya tocado ser en esta vida, se agita más o se agita menos, pero en fin. Sabes que el intento vale más que la duda. Aunque también sabes que si condimentás con expectativas la preparación se te va a rebalsar, es cuestión de tiempo.
¿saben? Todos necesitamos una segunda oportunidad. Estamos como estamos por creer que hay una verdad, regida o no por una moral.  Están los que intentan hacer las cosas bien siempre, y deben saber que serán señalados toda su vida; si eso es lo que les importa, que seguro un poquito sí, porque somos humanos. Todos juzgamos. Sin querer, o queriendo. La máquina del tiempo no existe, pero entre nosotros podríamos hacer las cosas mejor con inclusión. Y esto lo sueño a nivel macro, es decir, ¿se imaginan criarse en un mundo donde el que se equivoca tiene los recursos para reivindicarse?

Una de las tantas teorías que quiero aportar tiene que ver con eso. Con que todxs sentimos las mismas cosas: amor, odio, tristeza, alegría, orgullo, enojo, esperanza. Basta con empatizar, comprender que no todxs vivimos las mismas historias, y que no utilizamos cada una de esas emociones en el mismo tiempo y espacio que el otro. Banco a morir esa pregunta terapéutica que después o antes del relato dice: ¿ qué sentís? : Sin cuestionamientos, sin ninguna intención. El sentir no da derecho a nada, es propio de cada uno, podría salvar relaciones, personas, podría salvar vidas.
Y la otra vez entre la noche y la humareda me perdí en un baño de mar del plata con una frase que estaba bien clarita a la altura de mis ojos: "yo siento lo que sientes" . No sé si aquella escritora anónima pensaba en abrir cabezas, pero me sentí muy acompañada. Me pareció una oración que lo describe todo. Y aunque a mi me cueste muchísimo aplicarla, me sirve todos los días. Para querer(me). para entender(te).
¿Alguno ya descubrió el secreto para no ser afectado?
 Me interesa saber si todo va bien, obvio.

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