Reconocer esa mochila de los pistols tan gastada en el colegio. Sentirse acompañada. Identificar la pureza de un gesto, cruzar miradas cómplices, sin decir una palabra. Salir sin saber bien adonde, con el deseo de encontrar nuestra música, la que alguna vez se perdió en los suburbios de un viejo sótano. No tener miedo de entrar a cualquier lugar, de ensayar sin saber demasiadas notas, de recorrer una plaza con una botella de vino y una actitud rebelde. Tener el valor de ser mujer en una vida de niña. Tener el corazón más ancho del mundo, el que aprendió a vivir por una pequeña razón. (Y la más importante). Llorar, temer, vivir, de amor por ese diamante.
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Llamar a tu puerta y recibir un abrazo eterno. Ir en busca de aliados de las letras. Descubrirlos. Enamorarse. Saber que los planetas se sincronizaron hace más de 6 años para que no haya tiempo ni kilómetros que valgan. Hay dos estrellas que están determinadas a estar juntas, como hermanas, brillantes, fuertes, indestructibles. Aprender que la frase "En esta estoy con vos", nos alienta a seguir adelante, que se vengan las ganas de experimentar lo que venga. De viajar. De conocer . De armar una sociedad. Filosofar, cinefilar, bailar. reír.
Hablar y escuchar.
Somos uno las dos.
