domingo, 11 de diciembre de 2011

control bajo control



Hay una frase muy antigua, que llevo escuchando prácticamente desde que tengo uso de razón, y que dice que una persona tarda toda una vida en construir algo para luego romperlo en un segundo. O algo parecido. No sé la frase exacta, pero el mensaje es ese. Quiere decir que tardamos muchísimo tiempo en crear algo, ponemos empeño y muchísimo de nosotros, y luego simplemente se va al hell. En unos segundos. Yo no estoy de acuerdo. Y no sabía de este desacuerdo mío hasta hace un rato. La gente va por ahí afirmando que las historias son extremadamente difíciles de construir, y extremadamente fáciles de romper. Entonces... por qué resulta tan difícil marcharse, cerrar círculos, pasar páginas, meter un capítulo en el cajón y comenzar el siguiente? Las personas ponemos muchísimo de nosotros a la hora de crear cosas, pero también a la hora de destruirlas. Porque para crear, primero hay que destruir. Para andar, primero hay que barrer y limpiar si no queremos tropezar o caer. Y cuánto de difícil hay en eso... Cuánto de difícil hay en la destrucción... Me molesta que ahí fuera se de por hecho que romper con algo es fácil, simple, superficial, rápido. Porque no lo es. Porque quien afirma que lo construido con empeño se destruye en un segundo es porque no estuvo vivo, es que no se enfrentó a su propia vida ni por un momento, es que no quebró lazos, es que no se mudó de piel ni una sola vez. Y eso, permítanme la intromisión, es una insensatez.