viernes, 28 de febrero de 2020

siento el fulgor y quiero entrar


Tengo unas ganas de accionar, de arrojarme al vacío, de arriesgarme a saltar por el abismo, sé que no voy a morir. Lo peor que puede pasar, es que me de un par de golpes y la pase mal un tiempo pero volveré a transformarme como buena escorpiana. También pienso: ¿qué pasa si es como saltar un escalón? Mandarse de por sí ya es un acto heroico, y más ahora que la juventud y la experiencia conviven en mí . Estoy sufriendo la enfermedad centenial del exceso de información. Y no sé que hacer con tanto, mejor dicho, no estoy haciendo mucho. Falta acción. Acá es donde me pongo reflexiva y no sé si dejar que fluya todo o pegar el envión. Sé que la ansiedad me controla más a mi que yo a ella, pero para combatir a ese monstruo necesario cuento con el arma más poderosa del cosmos que se llama respiración. Quizás con estos monólogos internos solo logre enroscarme. Voy a seguir cantando mantras, voy a dejar de analizar la situación. Se apaga la mente y se prende el corazón.