domingo, 15 de enero de 2017

en el camino


En aquella luna distante, ella sabe que se sentirá feliz. No importa cuantas millas faltan, son muchas las que camina para alcanzarla. Lleva consigo la experiencia de los atardeceres melancólicos, que por momentos la atan a un pasado que intenta desprender. También una sonrisa motivadora y necesaria que se adelanta a las quejas de la frustración. Es la exploradora del mundo, del cielo. Quiere irse y no escaparse. Aterriza en refugios cálidos, allí recibe abrazos necesarios que recargan energías para los próximos pasos. Teme, como todo ser humano, a ese futuro que no existe en lo terrenal pero sí en su cabeza. Se consuela con el aquí y el ahora y se libera de las suposiciones negativas que surgen.
 Solo quiere hacer las cosas bien esta vez.
Tiene a su favor el poder de la incertidumbre, el cambio como pilar universal de todas las cosas que existen, sabe que en lo nuevo, una forma de hacer las cosas, por igual que sea, nunca se parecerá a aquellos fantasmas que alguna vez la ahuyentaron de la ruta.


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