domingo, 13 de diciembre de 2015

El escudo del corazón


A veces siento que mis pensamientos rozan sus oídos, que se mezclan con las nubes que atraen a la lluvia de todas las semanas; que se desvanecen, se pierden en la tierra, se hacen barro, y endurecen con los días.
Unos acordes de guitarra aclaman que nada es para siempre, mientras se llevan el recuerdo de un rasguido desprolijo, que una vez, prometía sonar por la eternidad en un bosque repleto de iguanas. Hoy me toca recortar, y escribir, y bailar entre mis sábanas una electrónica ochentera, que a veces se pierde en abrazos, pero tiene una melodía que mantiene al cuerpo en el aquí y el ahora, sin ningún signo de interrogación de por medio;  hace rato que una lágrima pasó para avisar que la fuerza vuelve en forma de infinitos signos de amor verdadero.

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