lunes, 22 de junio de 2015

el secreto de coparse

Hace 

GH


Hace mucho tiempo que tenía ganas de esta charla de café.
Porque, aunque parezcan solo palabritas,
cuesta bastante ordenarlas y limpiarlas de esta mezcla pegajosa
para que generen empatía con tu mente y las puedas comprender.
Gracias por este espacio, por darme el mejor lugar de tu ventana;
esa que da al pasillo mágico
en donde crecen flores hermosas sobre ladrillos arruinados.
Es el gesto de amor más hermoso y poderoso del planeta.
Gracias por tener ganas, por la fuerza,
por la expansión de tu capacidad cognitiva
para creer que todo lo que me pasa importa;
y en algún universo es gobierno; es palabra mayor,
es la melodía perfecta que suena en las radios de todos los balcones.
Es esto, es existir; es la diferencia, son las luces, algunos recuerdos,
el miedo al futuro, que llegó hace rato
y despiertan mis ganas de despertar en un París de los años 20.
Pero ahí es cuando me vuelvo chinita
producto del brillo que irradian las luces del amor,
que logran que mis ojos pequeñitos resplandezcan
al compás de una sonrisa muestradientes.
Y vuelvo a agradecer. Y también vuelvo a sentir,
y evolucionan mis creencias,
y pasa un panadero
y ya no tengo deseos que pedir,
porque soy yo la que en el horizonte te vio, Harmonía,
con hache de imperfecta.
En tus defectos te veo especial, te veo hermosa, única.
Te busco en el pensamiento más complejo
y después me doy cuenta de que estás ahí,
a un costadito, todo el tiempo.
Esperando a que te abrace.

Gracias por esa charla de café.

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