domingo, 11 de febrero de 2018

Because the night belongs to lovers, because the night belongs to us



Hay noches especiales. Noches que existen en la espontaneidad de una juntada con pura libertad y puro amor. Estas son ideales para  iniciar grandes viajes sentadxs siempre en el mismo lugar,  asumiendo un desafío responsable al que solo unxs pocxs hacemos entrega sin esperar nada a cambio más que una buena experiencia, una enseñanza, una purificación. 
El  cielo se transformó en un caleidoscopio natural. El viento comenzó a actuar y se armó un baile de estrellas que entraban y salían de nubes que a su vez formaban huecos en aquel fondo negro y violeta, y los huecos formaban caras, y las caras eran muchas conocidas. La tuya durmiendo, la tuya besando, las de ellxs asustadxs, las que son como máscaras y las que no responden a ningún patrón y se transforman en cíclopes, en duendes, en caballos.
Mientras tanto siguen los chispazos en la cúpula de la cuadra. Un extraño fenómeno todavía difícil de explicar se produce algunos metros más lejos de nuestro campamento en la terraza. Las luces nos atraen, nos intrigan y nos seducen, pero no se dejan atrapar. No tienen nada que perder porque quizás no saben que están siendo observadas, o quizás nos están mirando a nosotrxs. A partir de la medianoche alzaron vuelo y aunque no sabemos cuantxs andaban por ahí, pasaban de un lado al otro siempre en el mismo pedacito energético, en muchas formas y velocidades. Contemplamos el show rodeadxs de una paz maravillosa, imaginando que ahí se podrían estar formando las condiciones perfectas para un nuevo portal, ese con el que siempre soñamos antes de ir a dormir.

1 comentario:

efe dijo...

haarmoso, y que mejor que salpique a ese cielo la magia de la buena compañia.

pd. me hiciste acordar que ya falta poquito, muy poquito para que venga patti