lunes, 10 de octubre de 2016

oh mujer qué linda estás





Bueno: estoy muy contenta. En esta oportunidad voy a hacerme la reportera, para contar cómo viví desde adentro mi experiencia en el 31° Encuentro Nacional de Mujeres, por primera vez en mi vida.

Cómo llegué a formar parte de todo eso? Bueno, hay miles de razones, entre ellas:

* Porque me agarró la etapa de psicoanálisis conmigo misma y quiero conocer puntos de vista de otras mujeres y sus historias. Y que nos ayudemos todas.
* Porque desde que tengo 12 años no me siento cómoda al caminar por la calle; o sea, sí, hasta que aparece una persona de otro sexo intimidándome con groserías o mostrando su miembro creyéndolo poderoso: (de creatividad variada, como: en bicicleta, o en un taxi, o en una vía de tren). 
* Porque con el tiempo aprendí que soy materia y soy alma, y que cuidar mi cuerpo es sagrado; al igual que mi mente, y que si quiero decidir sobre cualquier parte de mi universo tengo que amarme, por eso estoy a favor del aborto, de la eutanasia, de la libertad de elegir.
* Porque tengo un grupo de amigas hermosas, con el que hacemos una consulta grupal sobre el amor en pareja  y nos aconsejamos y nos nutrimos de palabras que nos hacen fuertes;
* Por ser mujer.

Además de todo eso, el encuentro se hacía en Rosario. Una ciudad que odio mucho pero también que amo mucho. A veces me siento como viviendo en medio de Tijuana, porque esto es un caos. Babilonia es estresante y turbia. 
Qué mejor lugar para expresar todo eso que queremos decir y nadie comprende??!!!

Por esa razón pude participar de talleres, fui a uno de violencia y maltrato. Mi conclusión del mismo es que prácticamente no se realizaron items muy puntuales sobre el tema, pero no podía creer como se escuchaban los aplausos y las voces de esas mujeres que estaban sintiéndose bien. Esa solidaridad entre nosotras. (Estoy harta de escuchar que las mujeres se odian entre ellas; creo que eso pasa en todos los sexos cuando el ser humano no está tan evolucionado y no tiene otra cosa más que hacer. Por lo menos así lo veo yo)
 En el aula que me tocó sólo encontré a chicas que se querían ayudar. Y que la pasaron muy mal y tienen en su aura la resiliencia más elevada que existe.
También hubo momentos tensos; por el simple hecho de que somos tan egoístas que creemos que nuestro punto de vista entra en todas las posibilidades dimensionales, y no, no es así.
 Pero todo siempre calma por las que recordamos eso.
Después, se venía la marcha. Participé de ni una menos, y sabía que esto era mucho más grande, así me lo contó también mi amiga Joli, que pudo participar de la anterior en Mar del Plata.
Fue un paisaje maravilloso, en mi ciudad sólo veía chicas. A cada una con su estilo. Algo nos identificaba a todas: pedíamos libertad. 
La caminata incluía: pasar por tribunales provinciales; por la catedral, por la municipalidad, y concentrar en el monumento.  Estábamos muy ansiosas de gritar mucho más fuerte en esas paradas, queríamos que nos escuchen.
Al comenzar pasamos por muchos centros de belleza, que claramente, los escrachamos: me emociona mucho saber que una mina de mil puede cambiar de opinión antes de parecer un plástico derretido.
Me gusta contar eso porque en los diarios sé que solo van a acusarnos de terroristas..

Bailamos al ritmo de los bombos, bardeamos a Macri, todo estaba buenísimo. Le cantábamos a las mujeres que miraban silenciosas desde sus balcones: "Mujer que escucha, únete a la lucha!" Y se notaba una empatía mutua. 

Hasta que llegamos a una cuadra de la catedral. Hicimos toda la travesía con Patria Grande, que bancamos mucho. El apoyo de todas haciendo cordones, cuidándonos. Son lo más. La caminata se detuvo. Un par de las chicas empezaron a temblar. Nos fuimos acercando sigilosas, porque nos avisaron que era la única manera de llegar al monumento. Y cuando estábamos a media cuadra, escuchamos los disparos y algunas empezaron a correr. A llorar. Se acostaban en el piso. Protegían a sus bebés. Y yo me encontré agachada en una ronda abrazada con mis amigas en la calle, mientras otras nos levantaban y nos abrazaban,  y nos decían que estamos todas unidas, que todo va a estar bien.
A partir de ese momento hubo mucha tensión. Cada grupo militante se dividió. Las mas cabezas siguieron haciendo el aguante en contra de la poli; pero las que no daban más como yo solo querían tomar una cerveza con sus amigas y relajar.

Me enorgullece saber que la revolución tiene cara de mujer.
Que a Macri le queda poco
y que el amor vence al odio
SIEMPRE.






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