miércoles, 12 de octubre de 2016

Cómo explicarte desde el encierro, cuánto miedo da salir a este mar de dudas?



Sí. Ya sé que la locura es lo más fácil de juzgar. Ese fue mi tema de conversación con diferentes personas durante la semana, quizás porque me juzgué a mi misma, pero fue solo por un instante, después se me pasó.
No fui la única, la gente está loca también. Y de formas que son imposibles de enumerar. Eso tranquiliza, tu locura es una más de las millones que hay en la humanidad; es eso que nadie va a entender, que tanto te identifica; que sabe reír, sabe llorar, que tiene miedos, que tiene sueños, que va cambiando con los segundos.
 Lamentablemente a algunos le pega  más que a otros ir para el lado de la agresión, de la violencia, de las cerraduras y de los nudos. Pero hay miles de lugares donde lo lunático se puede reflejar:  hay quienes ya ven una tercera dimensión, ya cruzaron línea y no sé si vuelven, vuelan por ahí. Otros serán como yo y cargarán con la angustia del existencialismo y la curiosidad del conocimiento. También puedo distinguir a los que fingen muy bien; dan la sensación de que la pasan bien en la vida pero tienen un rincón como medio sótano americano; no queréis abrir esa puerta, no tenes idea de lo que puede pasar por allá abajo. 
Están los que no se pueden definir, tal vez no descubrieron todavía su rumbo en esta vida y están algo perdidos.
Están los que escriben a las 22:46 de la noche y procesan todos esos mambos que pasaron muy rápido.
Están los que a pesar de todo sacan una sonrisa, saben que todo estará bien. Ya son sabios.



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