domingo, 13 de septiembre de 2015

1,2,3, ¡mantén el movimiento!

Por primera vez en 23 vueltas al sol estoy viendo al mundo desde afuera, lo estoy mirando como para adentro. Estoy repleta de percepciones que me causan apatía, no hay alegría o tristeza o enojo o miedo, solo un toque de confusión. Es el karma que vuelve, y el engaño del agrandar la zona de confort, que te lo pintan re copado, como si fuera un camino con destino a la sabiduría. Sigo creyendo que es así. Pero no para todo el mundo.  Nadie avisó nunca todo lo que cuesta transitarlo.
Este finde observé un pasillo. mucho punk. mucha droga, gente con onda pero demasiado ajena a este universo, por lo menos para mí, claro. No sé, en algún momento me parecía interesante ver unicornios en una habitación pero ahora escuchar como otros los cuidan me asusta un poquito. Y ellos se asustan de mí, obvio...
Creo que este mes me vi como 5 veces la saga de volver al futuro, además de las novecientas que ya cuentan por estar entre mis pelis favoritas. Pero esta última vez  pude ir más allá, entender que el cambio es inevitable, no sé que tipo de frecuencia está teniendo el universo, pero me como que vamos a aprender demasiado, todos. Vi otra vez al Marty de los 80, yendo para el 2015 y volviendo a los cincuenta, varias veces; quedé perpleja con esa idea de que cada generación no se si avanza o retrocede pero es sumamente distinta. En cuestión de años se cambia un apretón de manos por un saludo de guasap. Me hice muchas preguntas a mi misma, del tipo: ¿Habrá que traer hijos al mundo así? Si las épocas se vuelven más violentas y aterradoras y egoístas. Y me abrazo a mi misma, respiro, me apego a los seres de luz y trato de crear, y de creer que mi rareza todavía es considerada aceptada en alguna parte, y todavía sueño con despertar en tu cama y que no me dejes ir jamás.

No hay comentarios: