jueves, 10 de noviembre de 2011

Nada puede estar mal, mientras las canciones sigan estando escritas para vos




La esperanza es buena porque hace que seamos pacientes. Quien pierde la esperanza, no se queda a vislumbrar el final de la partida. Quien pierde la esperanza no gana, ni juega, ni arriesga, ni vive, ni muere. La esperanza es lo último que queda; hasta el final, finalísimo de nuestros días- porque nos ayuda a despertar por las mañanas con un ápice más de ganas y a acostarnos sin inundar la almohada de gritos. La esperanza nunca es absurda, nunca se da a destiempo y nunca está de más. La esperanza es tan necesaria como lo obvio de la imposibilidad de caminar si no tenemos piernas. La esperanza hace que nuestro brazo se mueva hacia delante, y consecutivamente que lo haga el otro. Y hace que se produzca esa expresión mágica a la que alguien llamó sonrisa. Y hace que la gente viva. 

1 comentario:

brodo dijo...

Vengo mimando la idea del título de este post hace ya un tiempo. Definitivamente uno puede estar triste, e incluso creer tener razones de sobra para estarlo. Y sin embargo ese hipertexto maravilloso que se encuentra en la vida misma, la literatura, la música... ese hipertexto opaca todo eso y demuestra que sí, uno puede pensar que tiene todas las razones para estar mal, pero los motivos para estar bien son siempre más grandes y luminosos. En fin, buenísimo leer esto.