domingo, 2 de julio de 2017

no temas estás aprendiendo


Estaba ahí, caminando por pleno microcentro un Domingo a las siete de la tarde aproximadamente. Miraba los colores de ese particular horario, el rosa atardecer que le da a los edificios puro sabor a pastel. Estaba mirando las caras que pasaban y se le cruzaban. Muchas prueban vaya a saber por qué el contacto visual. Pero ella decide sólo mirar balcones, ventanas con luces prendidas, algunas sin cortinas, que dejan ver un televisor, a veces un cuadrito, otras solo el cuelgue de la humedad y las bicis sacando sus ruedas hacia afuera para entrar en un pedacito de caja de zapatos.
Estaba ahí, pensando en lo que le gustaría que suceda, en un deseo mental. Respiró e imaginó un reencuentro, con alguien que el tiempo desparramó en algún lugar alejado, pero con quien tenía muy buenos recuerdos. Imaginó un abrazo, un pase de buena energía, y llegó a la esquina y se dio cuenta que ya lo había quemado al proyectarlo, porque si eso se hacía realidad iba a enloquecer el eje metafísico que rige todo y se preguntaría por qué, por qué le pasó, que clase de señal o super poder tenía. 
Y luego volvió a la actividad biológica de caminar y ya rescatarse para volver a casa.

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