martes, 28 de abril de 2015

Entrar en el sueño

 Tal vez era momento de entrar al capullo.
De mutar. De llenar el vacío. De descubrir.
De llevarse puesto el cambio, sin vacilar.
Y experimentó...

...Su fascinación por el mundo metafísico la llevó a un viaje mágico, a un viaje astral.
Después de años de preparación mental y energética, y en la noche con el eclipse lunar más significativo del siglo, sabía que estaba lista para viajar.  Claro que, a las diez de la noche en punto. En su horario de placer.
A la luz de las velas; susurraba plegarias a la madre meditación: última conexión: cuerpo, piel, alma, vida.
Limpia de espíritu, amarrada a la vigilia; a una experiencia sensorial, los estímulos se escondían entre colores desconocidos. Y de forma progresiva la bienvenida fue para el trance. Con la conciencia deslizada, y los sonidos más sensibles que nunca, llegó.
Y en esos micro segundos, expandió las puertas de la mente ; se despegó de la materia con un intenso calor. (...)
Epifanías, predicciones, visiones; y el movimiento más puro y excepcional creado jamás.
Pero luego, como toda ley natural,  la necesidad de volver resonó en un destello súbito, y tan real como cruel; el miedo a estar yendo "demasiado lejos" la devoró.
La aventura recién comienza, con un empuje hacia un sueño real ; esta vez le impide regresar, alejándola de su hábito más humano,  el despertar.(...)

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