martes, 7 de septiembre de 2010

mis melodías no se oxidan


Caminando, te das cuenta de las veces que diste esos
mismos pasos. Tal vez 365 días antes estabas en el mismo
lugar. Pero todo cambió tanto.. el sol no calienta de la
misma forma, tus pasos son más cansados, y en tu cara
se nota la indiferencia al ver las agujas del reloj. Huele a
sal, las olas chocan siempre iguales pero esta vez no te
parás adonde rompen y te reís mientras te mojas.
El menú del día de hoy es la incertidumbre de un corazón que
se resquebraja con cada latido.
Y de repente, te das cuenta de que hay algo que nunca
cambia, el ir y venir de las olas..

Puede terminarse el mundo,
puede dar vueltas todo,
pero
las olas siguen ahí,
como la tristeza, 
vienen y se van.
No sin antes romper contra algún muro.


Y si los relojes se paran..
 el mundo seguirá su curso,
habrá un corazón con una pena más. 
Mi reloj hace mucho tiempo que no marca la hora.
Si pasa lo contrario, me tocará aprender de nuevo
a contar sonrisas. Porque a uno se le olvidan las cosas
cuándo solo puede reír.

No hay comentarios: