viernes, 6 de noviembre de 2009

de lejos todo está bien





Siempre traté de ser optimista. Algunos dicen que es una virtud, yo digo que es un mecanismo de defensa, otro entre tantos. Ser optimista es relajante, es esperanzador,con falta de elaboración de dolores que ya perdieron la fecha. Es mentirte diciendote, prometiendote que mañana va a ser mejor. La realidad, por mas incómoda que sea de admitir, es que la mayoria de las veces, mañana es eso, otro dia más. No viene cargado de felicidad eterna, ni de gente nueva, ni de reacciones esperadas. Es un dia, nada más.
Porque no se mide en años, ni en meses, ni en semanas: se mide en etapas. Y cuando un optimista pierde las ganas de ser optimista, no queda nada. No hay lugar de donde agarrarse, ni personas a las cuales aferrarse, y todo lo que ayer parecia altamente prometedor se confirma como mentira. Cuando cae la ficha de que algo no funciona, de que alguien no funciona y sos vos, de que la lista de amigos se vuelve más y mas acortada porque cada vez que alguien te lastima te volves mas y mas exigente, cuando no quedan ganas de nada mas que estar en la cama, de colapsarte los oidos de musica para no escuchar a tu propia cabeza, cuando no hay prueba minima de que indefectiblemente mañana va a ser mejor...que queda?. Uno se agota. Ahi es que nace el otro mecanismo de defensa. Yo cada vez que me quedo sin ganas, me cierro de todo y de todos. Porque no tengo ganas de aguantarme a mi ni a nadie. No quiero hablar con nadie. Pero trato de pensar en nada, sobretodo cuando nada me mantiene tranquila.

1 comentario:

acrobat-. dijo...

yo encontre que la promesa más reconfortante del mañana es que, justamente, no promete nada.

lo mismo que la muerte, pero evitemos eso.

un besito Ivi :)