Unos acordes de guitarra aclaman que nada es para siempre, mientras se llevan el recuerdo de un rasguido desprolijo, que una vez, prometía sonar por la eternidad en un bosque repleto de iguanas. Hoy me toca recortar, y escribir, y bailar entre mis sábanas una electrónica ochentera, que a veces se pierde en abrazos, pero tiene una melodía que mantiene al cuerpo en el aquí y el ahora, sin ningún signo de interrogación de por medio; hace rato que una lágrima pasó para avisar que la fuerza vuelve en forma de infinitos signos de amor verdadero.
domingo, 13 de diciembre de 2015
El escudo del corazón
Unos acordes de guitarra aclaman que nada es para siempre, mientras se llevan el recuerdo de un rasguido desprolijo, que una vez, prometía sonar por la eternidad en un bosque repleto de iguanas. Hoy me toca recortar, y escribir, y bailar entre mis sábanas una electrónica ochentera, que a veces se pierde en abrazos, pero tiene una melodía que mantiene al cuerpo en el aquí y el ahora, sin ningún signo de interrogación de por medio; hace rato que una lágrima pasó para avisar que la fuerza vuelve en forma de infinitos signos de amor verdadero.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario