Las circunstancias regalan paz para mis días y energía para mis noches, no hay que afilar colmillos sino evitar que las cosas lindas se transformen en perdidas.
Ahora, nado a la deriva de un mar lleno de espuma, buscando razones para confiar en las buenas cosas que este mundo todavía es capaz de producir, adentrándome en el presente, viviendo por y para este mismo instante. Para el siguiente suspiro. Para la próxima mirada. Para mí.
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