un rutinario descuento
Dicen que aquel que no arriesga no gana, nunca lo puse en duda, lástima que sea incapaz de recordarlo diariamente por ese miedo al fracaso tan asquerosamente común en mí. Voy a estar pasando por otra de esas irritantes y reiterativas pausas. Qué impotencia, lo tengo que reconocer, la desesperación me pisa los talones.
¿Mi veneno?
-La esperanza.
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